LIBROS
Herbarium
Ediciones Alacrán Azul, 2021 En este Herbarium, Elizabeth Mirabal nos advierte numerosas veces que no la ha movido ninguna pretensión científica, calificando su trabajo como azaroso y descuidado, algo que ciertamente contradice el conocimiento de las flores, árboles y hierbas que pueblan su libro. Por un lado, el rigor con que describe las cualidades de ciertas plantas no se le escapa a un lector avisado. Por el otro, percibo una intención poética en la descripción y análisis de algunas de ellas. Desde hace mucho tiempo es aceptado que la Poesía no está regida por cánones estrictos, sino que puede estar escondida en los infinitos pliegues de la realidad cotidiana. Elizabeth maneja esos resortes: “Flores invisibles que nos crecen dentro y varían según la estación de nuestras vidas”. Creo que, quizás sin proponérselo, le fue naciendo a su Herbarium esa entraña poética que recorre gran parte de sus páginas. No es mi tarea revelar ejemplos. Solo deseo que los lectores descubran y disfruten, como lo he hecho yo, este ritual de magia. Fernando Palenzuela |
La belleza de la inutilidad
Editorial Verbum, 2020 Nunca antes había leído un tan minucioso ¿paladeo? de la desolación. Quizás sí, en Cernuda. Pasadas las primeras partes, no dejaba de martillearme en la memoria los versos de "Desolación de la Quimera". En algún momento, ya en lo profundo del texto, decidí acudir al extenso poema y registrar en sus estrofas esa suerte de vía unitiva que abraza ambas escrituras. Claro, el relato, como serpiente constrictor, encierra los destinos entrecruzados de tres desasistidas conciencias: Ceuta (habitable al fin en su feliz locura), Él ("vino para ser un ermitaño") y Gertrudis (que sueña parecerse a la Stein pintada por Picasso); y la de un intruso, embellecido desde su deformidad y, quizás por ella, dotado del halo protector del Ángel. Sujetos de una implacable feria del abandono. El lento y corrosivo aliento de una devastación anunciada, a la que no se le oculta nada. Y cómo se pudieron "escapar" esas extraordinarias y luminosas páginas que incumben a Caridad de la Caridad y su espléndida reminiscencia del gran Gastón Baquero. La circunstancia parece instalarse entre la frustrante fatiga del exilio y el desmoronamiento del insilio. Poco importa, porque la dimensión de la tragedia adquiere dimensiones humanas, más allá, incluso, de esa cartografía interior e histórica por la que deambulan los protagonistas condenados al desencuentro. Pío Serrano Críticas sobre La belleza de la inutilidad Por supuesto que al leer La belleza de la inutilidad me taladran una serie de preguntas sobre el escritor y la relación con su tiempo, y la relación entre destino personal y colectivo. Me vienen a la cabeza nombres de inadaptados como el alemán Hölderlin, el francés Antonin Artaud, o el cubano Delfín Prats, por ejemplo. Cavilaciones sobre la intensidad de ciertas miradas y sensibilidades que no corresponden al común de los mortales. Los colgados del Tarot de Marsella, los atípicos. María Cristina Fernández, Diario de Cuba |
La isla de las mujeres tristes
Editorial Verbum, 2014 La novela La isla de las mujeres tristes aborda con maestría técnica la vida de la familia Borrero, una de las más relevantes de la Cuba de fines del siglo XIX e inicios del XX, etapas que abarca la obra, bien documentada históricamente y con una trama delineada con precisión. Elizabeth Mirabal demuestra su talento literario y con sentido del humor e ingenio recurre a distintos procedimientos narrativos para informar al lector sin abrumarlo con datos: cartas, diarios, recortes de periódico... La obra, centrada en la historia familiar de los Borrero, no se limita a reseñar el devenir de esta familia sino que sirve como paradigma para un proceso traumático en la historia de Cuba, ya que recoge los destinos de las hermanas, marcadas por el recuerdo de Juana, "la Virgen triste" al decir de Julián del Casal, la joven precoz que murió con 19 años dejando una obra plástica y literaria imprescindibles; aborda la historia trágica de los amores entre Carlos Pío y Juana Borrero, ambos fallecidos muy jóvenes: él en la guerra de independencia, ella a causa de las fiebres tifoideas, exiliada. Fallo del jurado del Premio Iberoamericano Verbum de Novela Críticas sobre La isla de las mujeres tristes Con un final que cierra, sin fisuras, cada una de las puertas y ventanas abiertas a la evocación, a lo largo de sus sólidas e inquietantes 170 páginas. La isla de las mujeres tristes es una novela soberbia. El Gatopardo lampedusiano en Cuba. Fernando R. Lafuente, ABC Cultural |
Poesía completa de Juana Borrero, prólogo y edición al cuidado de Elizabeth Mirabal
Editorial Verbum, 2016 Los escépticos podrían preguntarse si bastan apenas dieciocho años para situarse en la historia literaria de un país, cuánto no habrá de mito y de culto a la juventud tronchada (los muertos prematuros siempre ejercen una fascinación). Si después de todo merece que leamos y pensemos en torno a la obra escrita por Juana Borrero, una niña enfebrecida cuyos huesos descansan en una enyerbada tumba que flota sobre ese desgajamiento continental que es el caluroso y pequeño Key West. Tomar la decisión de su valor con el conocimiento exclusivo de los poemas que reúne este libro, supone el primer acto de injusticia. Porque su obra más trascendente no son sus versos ni los pocos cuadros que pintó, sino el intenso epistolario que le escribiera a su novio y también poeta Carlos Pío Uhrbach. La edición que presentamos se ha concebido bajo la aureola de aquel deseo de Rubén Darío: “Siento no tener el libro raro de las poesías de Juana Borrero para dar alguna muestra de su manera y vuelo”. Dejamos al lector ahora, con la certeza de que la figura de Juana funda un protagonismo en las letras hispanoamericanas y una seducción de la que casi nadie consigue escapar. EM |
Regreso de Ricardo Vigón
Editorial Oriente, 2015 En la foto de cubierta, Ricardo Vigón en el convulso escenario de la Isla en 1959. Poco tiempo antes, había recorrido Europa durante casi una década en un distanciamiento geográfico en pos de la subsistencia y el aprendizaje cinematográfico, y por entonces, junto a G. Caín, Néstor Almendros, René Jordán, Fausto Canel y Jaime Soriano, adelanta, en sus críticas para diarios y revistas, el madurado proyecto de cine que sueña para Cuba. Ninguna convención o reputación está a salvo. Una actitud, de este lado del Atlántico, ligada a la pujante Cahiers du Cinéma en Francia. Los autores de este volumen se han lanzado tras la leyenda y la obra de la mítica figura de la que Lezama Lima advirtiera en 1965: “Fue un espíritu muy verídico y es un nombre que ustedes no deberían olvidar”. Ciertamente, con este libro que recoge sus crónicas y las evocaciones de aquellos que le conocieron, Ricardo Vigón ha regresado. EM & CV Críticas sobre Regreso de Ricardo Vigón Elizabeth Mirabal y Carlos Velazco han sacado al Vigón crítico del olvido en el libro Regreso de Ricardo Vigón, publicado por la Editorial Oriente en 2015. De paso, nos lo muestran como hombre con proyectos de diversa naturaleza, más allá de su obra breve. Y como un sujeto acompañado por la pobreza, aunque nada consiguió menguar la pasión esencial de su existencia: el cine. Este libro trae un rosario de anécdotas que ofrecen la imagen de un individuo querido y respetado. También, de un aprendizaje accidentado, que lo llevaran de París a Nueva York y a México, donde sería asistente nada menos que de Luis Buñuel en su filme Los ambiciosos. Dean Luis Reyes, IPS |
La intimidad de la historia
Ediciones ICAIC, 2013 La intimidad de la historia nos recuerda que en el pasado –asociado al polvo, lo inerte, lo detenido– perviven personajes capaces de hablar aún. Los vemos sentados frente a sus diarios, memorias y cuadernos de notas hilando el decursar de sus vidas, casi siempre sin la certeza de la trascendencia. Como se explica en algún momento de este libro, el término “íntimo”, en su origen más antiguo, era el superlativo de internus, es decir, interior. A ese centro sentimental, al núcleo mismo del envés de la historia, se aproximan los textos que aquí se recogen gracias al empeño de la Fundación Alejo Carpentier por reconstruir la identidad cultural de la nación. Un auténtico desfile donde los protagonistas de las Guerras de Independencia se revelan en su arista emotiva, las figuras de segundo plano devienen testigos de hechos claves en el acontecer de la Isla, mientras otros se descubren a partir de los márgenes y su condición de antihéroes, o recuperan el sitio del que fueron desplazados por un discurso excluyente. Desde un recodo testimonial, no pocos miran atrás, a su espacio familiar, para recontarnos anécdotas y pasajes de las muchas zonas de silencio de la Historia de Cuba. EM |
Hablar de Guillermo Rosales
Editorial Silueta, 2013 Si a partir de Sobre los pasos del cronista, Elizabeth Mirabal y Carlos Velazco, marcaron una nueva dirección en la investigación, la crítica y el periodismo cubano, desde una innovadora perspectiva generacional en la otra orilla, ahora con Hablar de Guillermo Rosales, que publica Editorial Silueta en Miami, dan un giro inusitado que viene a ser una luz en lo más profundo del túnel. La importancia del trabajo de ambos, la percibí claramente al iniciarse una correspondencia electrónica hace dos o tres años cuando empezaron sus investigaciones sobre Cabrera Infante. Cuando hace cuestión de una semana, a las tres de la mañana, alguien me dictó (quizás el propio Rosales), en el subconsciente el siguiente texto: "la existencia independiente de las partes confirma la vigencia del todo", me levanté y lo anoté en la duermevela para que no se me olvidara, sintetizando oníricamente lo que Velazco y Mirabal están haciendo: escribiendo al borde del abismo, reconstruyen la cultura cubana más allá de toda frontera, mediante un trabajo donde periodismo y ensayo, ficción y realidad, investigación e imaginación (realmente, novela) se entrelazan de las partes al todo, reedificando ruinas que trascienden el caos desmembrado de la historia y la cultura nacional. La trayectoria que traza este libro a partir de la figura alucinante de Guillermo Rosales se impone como imperativo kafkiano-cubano, (esa línea de continuidad de la locura) para que todo al final cobre sentido, como si fuera la única esperanza que nos queda: nos encontramos ante una nueva generación de cubanos donde Carlos y Elizabeth ocupan un papel de avanzada. Matías Montes Huidobro Críticas sobre Hablar de Guillermo Rosales Pienso en el proceso de investigación necesario para este libro sobre Guillermo Rosales. No debe haber sido fácil para Elizabeth Mirabal y Carlos Velazco, al encontrarse con un mundo del que quedan muy pocas huellas rastreables (la foto, al final del libro, de los restos del edificio de tres pisos donde estuvo la revista Mella lo confirma), hasta llegar a una conjunción de testimonios, documentos, manifiestos, crítica literaria y entrevistas: un libro que traza un modelo a seguir para la crítica cubana, que ha silenciado durante años el quehacer de muchos autores por razones políticas, por el simple hecho de no vivir dentro del país. Reina María Rodríguez, Diario de Cuba |
Buscando a Caín
Ediciones ICAIC, 2012 Este libro recupera la memoria sobre Guillermo Cabrera Infante durante sus años habaneros entre finales de la década del cuarenta hasta mediados de los sesenta, pero por encima de la silueta viva del joven escritor, también se rescata una época de intensa y convulsa en la cultura cubana. A través de una serie de entrevistas se consigue una cámara de ecos en la que intervienen escritores, compositores, musicólogos, dramaturgos, actores, ensayistas, narradores, poetas, directores de cine y televisión, periodistas, artistas de la fotografía y el diseño. Desde sus primeras páginas, revive el espíritu polémico de un pasado que se mantiene vivo a pesar de los años transcurridos. El texto alterna los testimonios y entrevistas con una serie de viñetas escritas por los autores o que parten de recortes de prensa o epistolarios referidos a Cabrera Infante. Le sigue un pliego de 30 imágenes con sus respectivas explicaciones que incluye fotografías nunca publicadas de la infancia y juventud del escritor cubano. Críticas sobre Buscando a Caín El tiempo no se recupera diluyendo un pastelillo en un sorbo de té, sin embargo, los animosos sesenta del pasado siglo se deshilachan en el recuerdo de quienes, entonces muy jóvenes, vivimos esa época. Elizabeth Mirabal y Carlos Velazco han emprendido una feroz cacería para salvar, entre periódicos devorados por el polvo y los sobrevivientes que vamos quedando, la huella de ese pasado reciente. Sometida a miradas diversas, la sombra de Guillermo Cabrera Infante se fragmenta, vista de cerca o desde más lejos en un atardecer tropical. Graziella Pogolotti |
Tiempo de escuchar
Editorial Oriente, 2011 Hablamos de veintiuna entrevistas, mas los números son aquí relativos; en realidad estas se multiplican en correspondencia con las estrategias empleadas por los autores; técnicamente la cantidad se torna virtual, algo así como una especie de Rayuela sin tablero de dirección, cuyo potencial lúdicro debe descubrir el lector para después, cuando lo conoce, disfrutar el texto en grado superior. Sobre todo porque el juego se arma también mediante profusas conexiones intertextuales, que van desde las reminiscencias hasta las citas más libres. Emmanuel Tornés Reyes Críticas sobre Tiempo de escuchar ¿Qué preguntas deben formular hoy los jóvenes? ¿Desde qué perspectivas? ¿Y desde qué perspectiva no formularlas? Si le pones a alguien una grabadora delante, ¿en qué posición te vas a poner tú? Por lo pronto, Mirabal & Velazco adelantan una actitud. Antes que personalidades, vidas, obras, sus entrevistados son fuentes. Conductos de entrada y de salida a un archivo cultural que está ahí para ser intervenido, increpado, juzgado. En la dinámica de las preguntas que se suceden en Tiempo de escuchar parece latir siempre la búsqueda de un secreto, aun en las entrevistas menos resueltas, aun cuando los autores saben de antemano que no hay secreto alguno que buscar. Jorge Enrique Lage, Diario de Cuba |
Sobre los pasos del cronista
Ediciones Unión, 2011 La primera investigación de peso de estos estudiosos fue Sobre los pasos del cronista (La Habana, Unión, 2009). Se trata de la primera monografía dedicada al periodismo cultural de Guillermo Cabrera Infante, en Cuba, en el último medio siglo. La biografía política de Cabrera Infante personifica el itinerario de muchos escritores vanguardistas de los años 50 y 60 que, luego de haber respaldado intensamente a la Revolución en sus primeros años, se distancian de la radicalización socialista de la misma y emprenden el camino del exilio. El estudio de la obra crítica de Cabrera Infante por dos jóvenes investigadores de la isla estaba llamado a ser un acontecimiento en el debate intelectual cubano, como se confirmó con la concesión del Premio “Enrique José Varona” de Ensayo y las polémicas que el volumen desató dentro y fuera del país. Rafael Rojas Críticas sobre Sobre los pasos del cronista Guillermo Cabrera Infante regresa a Cuba de la mano de dos jóvenes periodistas de su país, Elizabeth Mirabal y Carlos Velazco, autores de un ensayo de más de 300 páginas centrado en la obra y trayectoria cultural del autor de Tres tristes tigres durante los años que vivió en la isla, hasta que rompió con la revolución de Fidel Castro, se exilió y se convirtió en uno de sus principales críticos. Mauricio Vincent, El País |